Diana, en el ajetreado Metro de Madrid, lucha contra el tiempo. Su mente se nubla con las preocupaciones del trabajo, las deudas y el sustento familiar. La ansiedad la invade, tanto que se manifiesta en mareos, náuseas y hormigueos. Siente que pierde el control y, finalmente, se desploma al suelo. Su cuerpo, exhausto por la presión, exige un descanso.
¿Me puedo desmayar por ansiedad? Este es un ejemplo de una situación más común de lo que podrías imaginar. En las próximas líneas, exploraremos las causas fisiológicas que vinculan la ansiedad con los desmayos y ofreceremos consejos para prevenirlos.
¿Qué es la ansiedad?
Primero lo primero ¿qué es realmente la ansiedad? Pues, digamos que es como un amigo fiel que nos avisa cuando algo nos preocupa, pero ¿cómo distinguir entre la ansiedad normal y la que puede afectar nuestra vida diaria? Vamos a sumergirnos en el mundo de la ansiedad y descubrir sus diferentes caras: desde la ansiedad generalizada hasta los trastornos de pánico y las fobias sociales.
La ansiedad es una respuesta emocional normal al estrés o al peligro. Es un mecanismo natural que nos ayuda a prepararnos para enfrentar situaciones desafiantes. Sin embargo, cuando la ansiedad se vuelve excesiva o persistente, puede convertirse en un problema que afecta nuestra salud y bienestar.
La ansiedad puede presentarse de distintas maneras. A continuación te mostraremos algunos de los síntomas que pueden estar relacionadas a esta respuesta emocional.
Síntomas físicos de la ansiedad
* Taquicardia
* Sudoración
* Temblor
* Náuseas
* Mareos
* Dolor de cabeza.
* Dificultad para respirar
* Inquietud
* Fatiga.
Síntomas psicológicos de la ansiedad
* Preocupación excesiva.
* Pensamientos negativos.
* Dificultad para concentrarse.
* Irritabilidad.
* Inquietud.
* Sensación de pérdida de control.
* Dificultad para dormir.
Slow Dating: La Clave para Conectar de Verdad y Disfrutar de Relaciones Más Plenas¿Cómo puede la ansiedad provocar desmayos?
El síncope vasovagal, también conocido como desmayo neurocardiogénico, es un tipo común de desmayo que a menudo se asocia con la ansiedad. Este se produce cuando el cuerpo experimenta una respuesta de «lucha o huida» ante el estrés o la ansiedad, lo que desencadena una serie de cambios fisiológicos que pueden provocar una caída repentina de la presión arterial y la frecuencia cardíaca.
Un síncope vasovagal se experimenta, muchas veces, con las siguientes señales:
Respuesta de «lucha o huida»
Ante una situación estresante o de ansiedad, el cuerpo entra en un modo de supervivencia conocido como respuesta de «lucha o huida». Esta respuesta, orquestada por el sistema nervioso simpático, libera una oleada de hormonas como la adrenalina y el cortisol. Estas hormonas preparan al cuerpo para luchar o huir del peligro percibido.
Disminución de la presión arterial
La adrenalina, una de las hormonas clave en la respuesta de «lucha o huida», provoca la dilatación de los vasos sanguíneos. Esto significa que los vasos sanguíneos se ensanchan, lo que permite que fluya más sangre a través de ellos. Sin embargo, esta dilatación también puede causar una caída temporal de la presión arterial.
Disminución de la frecuencia cardíaca
En paralelo a la dilatación de los vasos sanguíneos, el nervio vago, un componente importante del sistema nervioso autónomo, se activa. El nervio vago tiene un efecto opuesto al del sistema nervioso simpático, ya que ralentiza la frecuencia cardíaca y disminuye la fuerza de contracción del corazón. Esta combinación de vasodilatación y bradicardia (disminución de la frecuencia cardíaca) puede conducir a una reducción significativa del flujo sanguíneo cerebral, lo que desencadena el desmayo.
Desmayo
La combinación de la presión arterial baja y la frecuencia cardíaca baja puede provocar una disminución del flujo sanguíneo al cerebro, lo que puede ocasionar mareos, visión borrosa, pérdida de audición y, en casos severos, desmayos.
Entonces, ¿es posible desmayarse por ansiedad? ¡Sí! Sin embargo, no podemos obviar que existen otros factores de riesgo para los mareos y desmayos como: la hiperventilación, deshidratación o hipoglucemia.
Si experimentas desmayos frecuentes o si sospechas que tu ansiedad puede estar contribuyendo a tus desmayos, es importante consultar con un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento que necesitas.
¿Se pueden prevenir estos desmayos?
Cuando se trata de nuestra salud emocional, siempre buscamos formas de protegernos y reducir el impacto de la ansiedad en nuestras vidas. Afortunadamente, hay estrategias efectivas que podemos implementar para evitar o reducir la frecuencia de estos desmayos.
Una de las formas más poderosas de controlar la ansiedad es aprender técnicas de respiración profunda. Cuando nos sentimos ansiosos, nuestra respiración suele volverse rápida y superficial. La respiración profunda nos ayuda a calmar el cuerpo y la mente, enviando señales de relajación al cerebro. Tomarnos unos momentos para respirar conscientemente, inhalando profundamente y exhalando lentamente, nos permite regresar al presente y disminuir la intensidad de la ansiedad.
La meditación también puede ser una aliada invaluable en nuestro viaje hacia la prevención de desmayos. Esta práctica nos permite observar nuestros pensamientos y emociones desde una perspectiva más objetiva, ayudándonos a cultivar la calma y la claridad mental. Al establecer una rutina regular de meditación, podemos fortalecer nuestra resiliencia emocional y reducir los síntomas de ansiedad.
La terapia cognitivo-conductual (TCC) es otra herramienta poderosa en la prevención de desmayos. A través de esta forma de terapia, podemos aprender a identificar y desafiar los pensamientos y creencias negativos que alimentan nuestra ansiedad. La TCC también nos brinda habilidades prácticas para enfrentar situaciones estresantes de manera saludable y efectiva.
Además de estas estrategias emocionales, es fundamental evitar los desencadenantes de la ansiedad siempre que sea posible. Si sabemos que ciertas situaciones estresantes o lugares concurridos desencadenan nuestra ansiedad, podemos tomar medidas para evitarlos o abordarlos de manera gradual. No se trata de evitar todos los desafíos de la vida, sino de encontrar un equilibrio entre el cuidado de nosotros mismos y la búsqueda de un crecimiento personal sostenible.
Por último, no podemos subestimar la importancia de mantener un estilo de vida saludable en nuestra lucha contra la ansiedad y los desmayos. Una alimentación equilibrada, rica en nutrientes, nos brinda la base para una salud óptima, tanto física como emocionalmente.
El ejercicio regular no solo libera endorfinas, los químicos del bienestar, sino que también nos ayuda a regular el estrés y mejorar nuestra calidad de sueño.
Además, hablando de sueño, asegurarnos de tener suficientes horas de descanso reparador realmente marca la diferencia en nuestra capacidad para enfrentar los desafíos diarios con calma y claridad.
Recuerda que si experimentas desmayos frecuentes o si sospechas que tu ansiedad puede estar contribuyendo a tus desmayos, es importante consultar con un médico para obtener un diagnóstico adecuado y recibir el tratamiento adecuado. Un profesional de la salud mental puede ayudarte a desarrollar un plan personalizado para manejar tu ansiedad y prevenir los desmayos.
Conclusión: Recupera el control de tu bienestar emocional
La ansiedad puede manifestarse de muchas formas, y los desmayos son solo una de las maneras en las que nuestro cuerpo nos alerta de que algo no va bien. Aprender a entender estas señales, identificar las causas y aplicar herramientas prácticas como la respiración profunda, la meditación o la terapia cognitivo-conductual puede marcar una gran diferencia en tu calidad de vida.
Sin embargo, cada persona es diferente y merece un enfoque adaptado a sus necesidades. Si sientes que la ansiedad está afectando tu día a día y quieres aprender a gestionarla de forma efectiva, puedo ayudarte a recuperar el control. Juntos, trabajaremos en un plan personalizado que te permita afrontar estos episodios con seguridad y calma.
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Tu salud mental importa. Estoy aquí para acompañarte en este proceso.
Referencias
Barrett LF (2017). «The theory of constructed emotion: an active inference account of interoception and categorization». Social Cognitive and Affective Neuroscience. 12 (1): 1–23.
Soy padre primerizo: consejos de un psicólogo para afrontarlo.Crocq, M.A. (2015). A history of anxiety: from Hippocrates to DSM. Dialogues in Clinical Neuroscience. 17 (3): 319–325.