¿Un Trastorno Alimentario puede causar una Adicción?

Un trastorno alimentario puede causar una adicción

En general, las personas con Trastornos de la Conducta Alimentaria (TCA) como la anorexia nerviosa o la bulimia tienen una mayor probabilidad de desarrollar una adicción. Pero… ¿esto se debe a que ambas alteraciones comparten un mismo origen, o porque una cosa da lugar a la otra? A continuación, comentaremos qué relación existe entre ambas psicopatologías, y responderemos a la pregunta: ¿Un trastorno alimentario puede causar una adicción?

Explorando la relación entre la adicción y los TCA

En las últimas décadas, hemos experimentado un aumento considerable en el interés hacia la salud mental. No sólo eso, sino que la gente se pregunta con más frecuencia qué interacciones mantienen las distintas psicopatologías y cómo se influyen entre sí. 

Entre todos los trastornos mentales, los de la conducta alimentaria están entre los más frecuentes y, posiblemente, los que más peligro entrañan. No solo porque varios de ellos hacen aumentar mucho el riesgo de morir a causa de los desajustes causados en el cuerpo por una mala alimentación… Además, se ha comprobado que deterioran tanto la salud mental que facilitan la aparición de otros trastornos psicológicos. ¿Están las adicciones entre estos últimos?

Para comprender mejor si un trastorno alimentario puede causar una adicción, es necesario partir de una explicación (aunque sea breve) de qué son estas dos enfermedades y cómo afecta a las personas por separado.

¿En qué consisten los Trastornos de la alimentación?

Por un lado, los trastornos alimentarios se basan en la relación que sostiene una persona con la alimentación y su cuerpo. Dependiendo de su gravedad, pueden afectar en mayor o menor medida en la salud mental del afectado, y son el resultado de una mezcla de factores: genéticos, culturales, sociales…

De los trastornos de índole alimentaria, los más comunes son la bulimia, la anorexia y el trastorno por atracón. La primera, la bulimia, lleva al paciente a ingerir comida de manera excesiva, que luego intenta “reparar” con acciones como la autoinducción al vómito o un ejercicio físico exagerado, todo para compensar las calorías consumidas. 

En cuanto a la anorexia nerviosa, se trata de una restricción muy alta de la ingesta de alimentos, que hace que la persona pierda peso de forma significativa, incluso al nivel de poner en riesgo su salud y su vida. El/a afectado/a posee una imagen muy distorsionada de su cuerpo, lo que le impide ver su estado. 

Finalmente, el trastorno por atracón son episodios relativamente regulares en los que el afectado consume muchas calorías en muy poco tiempo, y más tarde experimenta una aguda sensación de culpa y de frustración.

Algunos de los sentimientos que van de la mano de este tipo de trastornos son la ansiedad, la baja autoestima, el aislamiento y, en casos graves, la depresión. En este sentido, el proceso de curación puede verse perjudicado por la presión de la sociedad en cuanto a los cánones de belleza, que nos hacen poner la lupa en el peso corporal de las personas y juzgar severamente  quienes se salen “de la norma”.

¿Y en qué consisten las adicciones?

Las adicciones, por otro lado, se suelen asociar con el alcohol y las drogas. Sin embargo, una adicción puede darse respecto a muchos elementos, incluso a acciones como las apuestas en juegos de azar. 

Son enfermedades que nos llevan a sentir la necesidad imperiosa de mantenernos en el bucle que va del síndrome de abstinencia a la recaída para satisfacer las ganas de realizar la conducta hacia la que hemos desarrollado dependencia. 

Esto se plasma en rutinas que se repiten continuamente, hasta el punto de perjudicar en menor o mayor medida la vida de la persona y a deteriorar su salud física y mental (y su situación financiera). En general, una adicción es un intento de encontrar gratificación a través de un elemento que haga olvidar momentáneamente la falta de control que el afectado tiene sobre algo. 

Si la adicción es a sustancias, puede afectar al cerebro directamente y producir cambios en su química. Por ejemplo, puede verse afectado el sistema de recompensa cerebral, cosa que produce un placer muy intenso al ingerir la sustancia, que hace que el afectado necesite repetir la acción. Uno de los mayores problemas es que el cerebro necesita cada vez mayor  cantidad de la sustancia y con mayor frecuencia para experimentar el mismo nivel de placer y acallar el malestar de la abstinencia. 

Pero como dije, las adicciones no sólo se producen a sustancias. También encontramos comportamientos adictivos que no implican meter ningún tipo de molécula en el cuerpo, como es el caso de la ludopatía. El verdadero perjuicio es la dinámica de liberación de neurotransmisores de recompensa que estos actos desencadenan an el cerebro. Esto hace que esas acciones se vuelvan una prioridad absoluta, por encima de otras facetas de la vida. 

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¿Qué vínculo existe entre los trastornos alimentarios y las adicciones?

Como ya hemos visto, se trata de dos trastornos diferentes; sin embargo, comparten ciertos patrones conductuales que interesan a los especialistas a la hora de estudiar su relación. Entre los factores que tienen en común están: 

1. Problemas de impulsividad

Este es uno de los principales factores comunes. Tanto en los trastornos alimentarios como en las adicciones, pueden aparecer impulsiones hacia ciertas conductas o hacia ciertas sustancias. Eso no significa de por sí que un trastorno alimentario puede causar una adicción, pero de momento, quedémonos con que este solapamiento hace que los síntomas sean, en parte, parecidos.

2. Sensación de perder el control

Los afectados, tanto de un trastorno como de otro, confiesan que no se sienten capaces de parar en medio de una conducta compulsiva, como puede ser la ingesta excesiva de comida o de consumo de ciertas sustancias. Esto les lleva a buscar ayuda profesional para salir de esa dinámica, ya que consideran que no serán capaces de vencer las ganas de seguir con su estilo de vida disfuncional.

3. Deterioro físico

Tanto los trastornos de la alimentación como los adictivos pueden ser muy perjudiciales para la salud, tanto mental como física. Ya hemos comentado cómo puede afectar un trastorno como la anorexia, que lleva a una peligrosa pérdida de peso, o a la malnutrición, con el deterioro que ello implica para la salud general.

Por otro lado, las personas que son adictas a sustancias nocivas como las drogas o el alcohol pueden ver también muy comprometida su salud física, con consecuencias parecidas. 

4. Aislamiento social

En la práctica, tanto las personas que sufren adiciones como las que han desarrollado un trastorno alimentario  tienden a sentirse alienadas. Esto es así porque notan que sus amigos y familiares se preocupan por su salud y quieren, de alguna manera, “controlar” sus acciones para que corte de raíz con las acciones que perpetúan la psicopatología. Ante esta situación, muchos prefieren aislarse y enemistarse con sus seres queridos

Cuando esto ocurre, a menudo buscan otros círculos sociales con los que relacionarse. En el caso de las personas adictas, buscan un trato más personal para compartir información sobre dónde comprar droga o espacios en los que drogarse y/o apostar. En el caso de las personas con TCA, sobre todo en la anorexia, tienden a querer relacionarse en Internet con otras personas similares a ellas y con sus mismas preocupaciones, problemas de salud mental e ideales de belleza. 

¿Un trastorno alimentario puede causar una adicción? Lo que dice la ciencia

Como hemos visto, existen muchas posibilidades de que junto con el TCA aparezcan otros problemas psicológicos, como, por ejemplo, las adicciones, que representan los trastornos más comórbidos. Es decir, es muy frecuente que, en los TCA, las adicciones aparezcan simultáneamente, puesto que son producto de la difícil situación que vive el paciente y de su incapacidad de gestionar su estado emocional. 

Las adicciones son el resultado de un desesperado intento de control sobre el bienestar y el malestar que siente la persona. Y los TCA también obedecen a esta lógica. Sin embargo, una persona con anorexia o bulimia nerviosa termina afrontando nuevas fuentes de malestar, y para lidiar con estas complicaciones médicas y psicológicas, muchas terminan cayendo en el consumo de sustancias adictivas. Una vez esto ha ocurrido, simplemente adoptan esta rutina adictiva como parte de su “agenda”, aquello que solo le concierte a uno mismo y que los demás no pueden entender: encaja perfectamente con su filosofía de vida basada en la soledad. 

En el caso de la anorexia nerviosa esto da lugar a un fenómeno paradójico, porque este TCA suele estar vinculado a una búsqueda del autoperfeccionamiento y de la disciplina por llegar a un ideal, algo contradictorio con la impulsividad de las adicciones.

Sin embargo, en la práctica, parece que siempre terminan apareciendo marcos mentales que justifiquen la adicción. No olvidemos que desde la perspectiva totalmente subjetivista de las personas anoréxicas, nadie más las entiende, y solo uno tiene la capacidad de juzgarse a uno mismo. Es a través de esa lógica donde conviven con estas incoherencias: la contradicción es algo necesario para llevar hacia adelante su estilo de vida y su proyecto por perfeccionarse.

En definitiva, parece que sí, un trastorno alimentario puede causar una adicción.  Hay que tener en cuenta que TCA producen un estado de debilitamiento considerable en la salud del paciente, tanto a nivel físico como mental, y puede que aquel intente buscar soluciones en la adicción a ciertas sustancias o comportamientos. Del mismo modo, alteraciones como la anorexia o la bulimia son una bomba de ansiedad, y esta nos predispone a fijarnos en nuestras necesidades a muy corto plazo.

¿Qué hacer ante los TCA?

Es crucial que sepamos detectar qué personas de nuestro alrededor pueden necesitar ayuda en este sentido. Y el apoyo profesional en terapia psicológica es uno de los factores más importantes para que el afectado no se vea arrastrado a otro trastorno más grave.

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Referencias bibliográficas:

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  • Smink, F. R.; van Hoeken, D.; Hoek H. W. (2012). Epidemiology of eating disorders: incidence, prevalence and mortality rates». Current Psychiatry Reports, 14 (4): 406 – 414.
  • Suzuki, K.; Takeda, A.; Matsushita, S. (1995). Coprevalence of bulimia with alcohol abuse and smoking among Japanese male and female high school students. Addiction, 90 (7): 971 – 975.
  • Woodside, B. D. & Staab, R. (2006) Management of Psychiatric Comorbidity in Anorexia Nervosa and Bulimia Nervosa CNS Drugs 20: 655.

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Javier Ares Arranz

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