En todas las profesiones podemos encontrar estrés crónico, y la de profesor no es una excepción. En este caso, estaríamos hablando del llamado “síndrome del profesor quemado”, que cada vez es más usual en las aulas.
¿En qué consiste este síndrome? ¿Cuáles son las consecuencias, tanto para el profesor como para los alumnos? En el artículo de hoy nos centramos en el síndrome del profesor quemado e intentamos descubrir qué es y qué medidas existen para tratarlo.
¿En qué consiste el síndrome del profesor quemado?
El estrés crónico puede darse en cualquier profesión. En el caso del trabajo de profesor, existen responsabilidades que se relacionan con el programa educativo a seguir, así como el hecho de tener que lidiar diariamente con alumnos que pueden ser más o menos problemáticos.
En el ámbito de la enseñanza, la aparición del estrés puede traer consecuencias graves, puesto que no sólo afecta al profesor, sino también al alumnado. Al perder la ilusión por su trabajo, el docente no se implica de la misma manera en las clases, lo que repercute en el desarrollo educativo de los niños y jóvenes.
El síndrome del profesor quemado también se conoce por la palabra que se emplea para designar el estrés en cualquier ámbito laboral, el famoso burnout. En el caso de los profesionales de la educación, esta “quemazón” está ligada a la pérdida de autoridad frente a los alumnos y, por tanto, a la incapacidad de llevar a cabo su tarea como docente.
¿Qué lo desencadena?
Los últimos estudios han sacado a la luz que se trata de un problema bastante frecuente en la actualidad; especialmente, durante la Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO), en la que los profesores tienen que lidiar con adolescentes cuyo trato no siempre es fácil. Pero ¿qué propicia el surgimiento del síndrome del profesor quemado?
Los desencadenantes van desde la propia personalidad del docente hasta las familias del alumnado, que no siempre colaboran para que haya un entendimiento entre sus hijos y los profesores. La pérdida de ilusión que este síndrome conlleva dificulta el desarrollo de las tareas docentes y redunda en el mal humor o el abatimiento del profesor.
¿Cuáles son los síntomas?
Cada persona es un mundo, por lo que los síntomas pueden variar. Sin embargo, existen una serie de indicadores que nos permiten considerar la posibilidad de estar ante un síndrome de profesor quemado:
Miedo a hablar en público: 10 consejos para superarlo- Agotamiento emocional crónico: Ello se traduce en una especie de apatía, sensación de tristeza y cansancio y sentirse altamente inestable emocionalmente. En el ámbito físico, puede manifestarse con insomnio, migrañas o dificultades digestivas.
- Pérdida de interés: El síndrome de profesor quemado puede hacer que desarrolles tus actividades laborales de forma mecánica, sin ilusión ninguna. Este desinterés hace que los alumnos se interesen menos por las asignaturas, lo que se convierte en un círculo vicioso.
- Insatisfacción: La persona que sufre síndrome del profesor quemado no siente plenitud ante el desarrollo de su trabajo. Es frecuente también que se generen sentimientos de fracaso e impotencia ante el día a día laboral, lo que puede repercutir a su vez en el ámbito personal.
Entonces ¿cómo solucionarlo?
El síndrome del profesor quemado no es irreversible. Para empezar, una detección precoz ayuda mucho a encontrar soluciones y evitará un deterioro en la salud emocional del profesor y de su alumnado. ¿Cuáles son estas soluciones?
Primero, es altamente necesario que el profesor sea consciente de que tiene un problema emocional. De otra forma, es imposible que intente solucionarlo. Así pues, tras aceptar que existe un problema, es necesario aprender técnicas para gestionar mejor el estrés, como la relajación muscular o el mindfulness.
Por otro lado, variar el enfoque de las clases hacia una perspectiva más práctica que teórica puede ayudar a motivar a los alumnos, lo que repercutirá en la motivación del docente. En este sentido, de nada sirve ser demasiado exigente; es mucho más útil acercarse a ver las verdaderas necesidades del alumnado.
Por último, es esencial enfocar la gestión del estrés con una perspectiva renovada. Al enfrentar las tensiones del aula con herramientas adecuadas, los desafíos parecen menos abrumadores y emergen soluciones más claras. Iniciar una terapia con un Psicólogo especialista en este campo y que ha ayudado a otros profesores y maestros, puede proporcionarte importantes herramientas.
¿Cuáles son las consecuencias para los alumnos?
El síndrome del profesor quemado tiene como consecuencia que los alumnos no se ven capaces de seguir al profesor, pues la apatía de este impide que sus dudas se solucionen debidamente. Esta situación es especialmente perjudicial en los niños tímidos que, ante la aparente frialdad del profesor, no se atreverán a preguntar.
Puede suceder que el profesor que sufre este síndrome sólo haga caso a los alumnos más brillantes, puesto que esto ayuda a aumentar su motivación y reduce sus niveles de estrés. El resultado es que el resto de la clase queda al margen, con las repercusiones que ello tiene en las calificaciones.
¿Cómo te puedo ayudar?
Como psicólogo, puedo ofrecerte varias herramientas y estrategias que te ayudarán a manejar mejor el estrés relacionado con la enseñanza y a mejorar tu interacción con los alumnos:
- Técnicas de manejo del estrés: Aprenderás métodos como la respiración profunda, la meditación y la relajación muscular progresiva, que pueden ayudarte a mantener la calma y la claridad en momentos de alta tensión.
- Comunicación efectiva: Podemos trabajar en mejorar tus habilidades de comunicación, lo cual es clave para gestionar las interacciones con los alumnos de manera más efectiva. Esto incluye técnicas para establecer límites claros y asertividad.
- Resolución de conflictos: Te proporcionaré técnicas para identificar y resolver conflictos de manera constructiva, lo que puede mejorar el ambiente en el aula y reducir tus niveles de estrés.
- Autoconocimiento: A través de la terapia, podrás entender mejor tus propias emociones y reacciones. Esto es crucial para manejar tus respuestas emocionales frente a los desafíos que surgen en el aula.
- Estrategias para fomentar la motivación y el compromiso: Podemos explorar métodos para aumentar tu motivación y la de tus alumnos, haciendo que las clases sean más dinámicas y gratificantes.
- Apoyo en la gestión del tiempo y priorización: A menudo, el sentimiento de estar quemado surge de sentirse abrumado. Trabajaremos en técnicas para organizar mejor tu tiempo y priorizar tareas, lo que puede ayudarte a sentirte menos sobrecargado.
Estas herramientas no solo te ayudarán a lidiar mejor con tus alumnos, sino que también mejorarán tu bienestar general y tu disfrute de la profesión docente.
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