Soy muy impulsivo: 7 consejos para controlarlo.

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“Piensa antes de actuar” es un consejo que hemos escuchado decenas de veces a lo largo de nuestra vida y que siempre nos puede ayudar a tomar las mejores decisiones en el momento y el lugar indicados.

Esta capacidad de prever consecuencias negativas, sin embargo, no es algo que le salga de manera natural a todo el mundo, y en ocasiones algunas personas pueden mostrar una clara predisposición a actuar, reaccionar o hablar dejándose llevar por lo que desean en ese momento, sin pensar antes en lo que van a hacer y en las consecuencias que ello generará.

Este fenómeno se conoce como impulsividad, y es uno de los rasgos de personalidad más estudiados por la psicología desde hace varias décadas, ya que resulta esencial para entender la conducta humana.

Si presentas o has presentado estados de impulsividad transitorios en algún momento de tu vida sabrás de lo que estamos hablando y conocerás la gran variedad de consecuencias negativas que tiene este rasgo para la vida diaria en general.

En el artículo de hoy resumiremos de manera concisa el concepto de impulsividad y presentaremos las principales estrategias que nos pueden ayudar a manejar los ataques de impulsividad.

¿Qué es la impulsividad?

La impulsividad puede ser definida como la predisposición que tienen algunas personas a reaccionar a estímulos de su entorno con rapidez, sin reflexionar ni tener en cuenta en ningún momento las consecuencias de sus actos.

El hecho de no pensar en la forma en la que se reacciona o se actúa ante cualquier estímulo genera a menudo en las personas impulsivas un gran arrepentimiento posterior y sentimientos de malestar al pensar a posteriori alternativas que podían haber sido consideradas.

Las reacciones impulsivas suelen darse en situaciones de gran carga emocional, donde las emociones que imperan en un momento determinado pueden ser positivas o negativas tanto de rabia, tristeza, dolor, vergüenza, ira o desesperación.

La impulsividad es, como se ha indicado, un rasgo de personalidad que está presente en muchas personas, incluso puede que muchas de ellas ni lo sepan. Además de eso, la impulsividad caracteriza también muchas alteraciones psicológicas, entre las que destaca el TDAH, el autismo, el trastorno límite o el trastorno bipolar.

¿Cuáles son las principales estrategias que podemos seguir para manejar los ataques de impulsividad?

Controlar los ataques de impulsividad en nuestra vida diaria puede lograrse con éxito tanto con la ayuda de un profesional como mediante un entrenamiento personal concienciado y significativo.

Entre la variedad de estrategias que podemos entrenar y poner en práctica en nuestra vida diaria para manejar mejor y controlar con éxito los ataques de impulsividad, encontramos las siguientes.

1. Acudir a psicoterapia

Acudir a psicoterapia es la opción más recomendable que pueden seguir las personas con impulsividad, ya que este rasgo de personalidad tarde o temprano les perjudicará tanto en su vida personal como en sus carreras profesionales.

Como se ha indicado, la impulsividad es un rasgo muy estudiado durante años por los profesionales de la psicología y ponernos en manos de un psicólogo cualificado y especializado será siempre una garantía de éxito con la que podremos superar nuestro problema.

El psicólogo nos proporcionará desde el primer día una gran cantidad de información, conocimientos útiles, ideas, pautas de conducta y estrategias prácticas con las que podremos entrenar y empezar a usar para superar la impulsividad diaria.

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Muchas de las pautas que puede facilitarnos un psicólogo son las que presentamos a continuación, aunque muchas otras pueden ser estrategias que dependen del tipo de terapia que pone en práctica cada profesional en su consulta.

2. Identificar las causas (de manera aproximada)

Identificar las causas y los detonantes principales que provocan en nosotros los arrebatos de impulsividad es uno de los primeros pasos para iniciar el proceso de superación de este fenómeno tan problemático en la vida diaria.

Para identificar correctamente cada uno de los detonantes que nos hacen ser impulsivos podemos ir escribiendo un diario en el que anotemos de manera resumida todos los sentimientos y reacciones que vamos experimentando diariamente durante los momentos clave de la jornada, los que nos empujan a ser impulsivos.

Una vez tengamos descritas detalladamente las emociones que sentimos en arrebatos de impulsividad debemos identificarlas y ponerles nombre a cada una de ellas, de este modo lograremos conocernos personalmente más a fondo y tendremos datos para empezar a trabajar para cambiarlas. Ahora bien, para lograr un conocimiento más profundo de las causas, es necesario ir a psicoterapia.

3. Respirar profundamente

Respirar profundamente es una de las prácticas que mejor nos ayudan a calmarnos y alcanzar estados de mayor quietud en momentos en los que sentimos que se avecina una reacción impulsiva.

Como se ha indicado, la impulsividad se caracteriza por una falta de reflexión, y no hay actividad que promueva mejor la reflexión y la introspección que respirar profunda y conscientemente o bien contar hasta 10.

4. Poner en práctica estrategias de relajación

La impulsividad también puede ser controlada con éxito mediante la puesta en práctica de todo tipo de estrategias de relajación, basadas muchas ellas en la respiración controlada y la focalización de la atención, como es el Mindfulness.

Además de eso, existen otras técnicas relajantes como son la meditación, el yoga, los ejercicios específicos de relajación como la relajación progresiva y también hábitos saludables como pasear diariamente o realizar actividades deportivas.

5. Planificar pautas de actuación

Ante la tendencia a ser impulsivos, las personas necesitan elaborar y planificar de manera pormenorizada una serie de pautas de actuación que deben ser puestas en práctica siempre que sientan emociones catalizadores de esos estados.

Estas pautas planificadas de actuación que ayudan a controlar y prevenir estados de impulsividad futuros deben ser entrenadas repetidamente por la persona hasta que se conviertan en respuestas automáticas que se despliegan en momentos de crisis inminentes.

Estas pautas pueden apuntarse en una libreta o papel y deben incluir todos los pasos que la persona debe seguir con el fin de evitar un estallido de impulsividad, como pueden ser pensamientos específicos, ejercicios de relajación o ejercicios terapéuticos de todo tipo.

6. Evitar situaciones estresantes

Las situaciones estresantes en el día a día pueden ser susceptibles de provocar ataques de impulsividad, es por eso que deben evitarse a toda costa.

Situaciones como los atascos de tráfico, las discusiones familiares, el estrés en el trabajo o en la vida académica deben ser evitadas a toda costa y una buena forma de lograrlo es la planificación diaria de todas las actividades que deben llevarse a cabo, con tiempo y antelación para realizarlas con éxito.

7. Evitar hábitos de vida estresantes

Al igual que hay muchas situaciones estresantes que pueden hacer aflorar ataques de impulsividad, también existen hábitos de vida diaria que pueden provocar este tipo de situaciones.

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Estos hábitos también deben ser evitados y eliminados por completo de nuestra vida cotidiana, y algunos de los más habituales son la adicción al alcohol o a las drogas, el tabaquismo, la adicción o la práctica habitual de juegos de azar o apuestas deportivas, el consumo excesivo de bebidas azucaradas o con cafeína y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados.

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Javier Ares Arranz

Tu psicólogo online especializado en ansiedad, depresión y sexología.

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